Si has llegado hasta aquí, seguramente tienes una hipoteca con avalistas y quieres que estos dejen de tener responsabilidad en tu deuda con el banco. ¿Se pueden eliminar a los avalistas de una hipoteca? Descúbrelo en este artículo. ¡Sigue leyendo!
¿Por qué el banco te pidió un aval?
Para el banco, concederte una hipoteca supone un riesgo. Ellos están dispuestos a prestarte un dinero con la esperanza de recuperarlo en un tiempo determinado con intereses, pero claro, el banco tiene que tener ciertas garantías de que va a tener de dónde recuperarlo. Es cierto que el inmueble hipotecado es en sí mismo una garantía, pero para el banco se convierte en un pasivo. Incluso tras el proceso de desahucio van a tener que pagar gastos por el inmueble como impuestos municipales, comunidad… y sin tener claro el poder venderlo rápido a un precio que les haga recuperar el capital y obtener beneficios.
Ahí es donde entran los avalistas. Se trata de personas solventes que deciden ponerse a disposición del banco para pagar la deuda en caso de que el titular de la hipoteca (tú) no lo hagas.
Para el banco, los avalistas son fuentes solventes de dinero “líquido”, y esto les reduce el riesgo de no cobrar. No tener esos avales en tu hipoteca les hace considerar que la operación tiene mayor riesgo, y eso no les resulta atractivo. Entonces ¿Se pueden quitar?
¿De qué manera se pueden eliminar los avalistas?
Quizás ahora tienes más ingresos, o dispones de un contrato fijo. También puede ser que tengas alguna otra garantía que puedas aportar en lugar de estos avalistas. Cada caso es diferente, pero siempre hay espacio de negociación.
Es común que hayas pedido a familiares que sean tus avalistas, y veas como un compromiso tenerlos atados a tu hipoteca. Por tanto, es común querer eximirles de esta responsabilidad si fuese posible. Se puede, vamos a ver el proceso:
El primer paso para eliminar a los avalistas es hablar con el banco y expresar tu intención. El banco seguramente va a hacer un estudio de riesgo basado en tu solvencia y el importe restante de la hipoteca. Llegado el caso, pueden pasar tres cosas:
- Que te diga que no, que no le compensa el riesgo, en cuyo caso deberías probar el punto 3 que te vamos a dar ahora.
- Realizar una “novación” que simplemente es un trámite mediante el cual se cambia algún parámetro del contrato como el titular, interés, plazo… y también la existencia o no de avalistas, por supuesto. Para ello, tanto el banco como tú tienen que estar de acuerdo, y es posible que algunos bancos te cobren costes de gestión.
- Una subrogación o refinanciación de la deuda. Esto es cuando un nuevo contrato de deuda que se utiliza para pagar la deuda anterior (en este caso la hipoteca). Esto puede hacerse con el mismo banco en el que estás o con otro banco que te ofrezca mejores condiciones.